Advertencia: ¡Bajo ninguna circunstancia intentes esto con tu negocio! En serio, ni siquiera lo pienses. Esto es un manual de lo que no debes hacer si valoras tu trabajo, esfuerzo y reputación.

Advertencia: ¡Bajo ninguna circunstancia intentes esto con tu negocio! En serio, ni siquiera lo pienses. Esto es un manual de lo que no debes hacer si valoras tu trabajo, esfuerzo y reputación.

Hace unos meses, cerca de casa, apareció un circo. Aprovechando el estacionamiento vacío de un supermercado, decidieron instalar su carpa. Y como cualquier circo que llega a la ciudad, despertaron la curiosidad de los más pequeños. Mis hijos no fueron la excepción: "¡Papá, queremos ir al circo!"

Pasábamos por allí todos los días y siempre había filas en las taquillas. Parecía un éxito total. Sin embargo, entre el caos del día a día, dejamos pasar el tiempo sin asistir. Hasta que llegó el anuncio que lo cambiaría todo.

Con megáfonos resonando por las calles, el circo lanzó una oferta irresistible: boletos al 15% de su precio original. Sí, ¡a una séptima parte del costo regular! Pero había un detalle: esta promoción solo estaba disponible en los autos que vendían entradas por las calles.

¿El resultado? Un desastre monumental.

De repente, la taquilla quedó desierta. Nadie hacía fila. Nadie parecía realmente interesado en el espectáculo. Todos preferían esperar "por si acaso" aparecían los autos con la súper oferta. El interés por el circo se desinfló más rápido que un globo pinchado.

Aunque lograran llenar cada asiento, el circo había perdido el 85% de sus ingresos. Ellos mismos devaluaron su espectáculo, y con ello, arruinaron la percepción de su propio valor.

Lo importante de esta historia es que esto no solo pasa con los circos. Ocurre con negocios de todo tipo. Productos y servicios que, en su afán por vender más, terminan destruyendo su valor al ofrecer descuentos desproporcionados. ¿El resultado? Confusión, desconfianza y pérdida de interés.

Cuando los clientes ven descuentos extremos, se preguntan: "¿Por qué debería pagar más si este es el precio real? ¿Es este producto o servicio tan bueno como parecía o es pura fachada?" Si esas preguntas no tienen respuestas claras, el deseo de compra se esfuma.

Peor aún, los consumidores que ya pagaron el precio completo se sienten traicionados. Y aquellos que estaban considerando comprar empiezan a dudar de la calidad. Es una espiral descendente que afecta tu reputación, ingresos y confianza del mercado.

¿La solución?

  1. Establece precios estratégicos desde el principio.
  2. Fundamenta tus costos en el valor real de lo que ofreces.
  3. Nunca sacrifiques la percepción de calidad por el afán de atraer más clientes a corto plazo.

El precio es una declaración de valor. Protégelo como protegerías tu negocio, porque en el fondo son lo mismo.

Recuerda: Sin estrategia, no hay resultados.

 

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